martes, 30 de septiembre de 2008

Articulo periodicos informaciones mes de septiembre 2008



Por el respeto y concienciación de las plazas de minusválidos

Yo te presto mi plaza. ¿Tu me prestas tus piernas?, es el lema de esta campaña de concienciación que nació en Sevilla la Nueva hace un año y medio, y que crece cada día más

Muchas veces cuando cogemos nuestro vehículo y nos acercamos a hacer un recado de cinco minutos que, normalmente, sobrepasan esas expectativas iniciales, y se amplían en tiempo, nos encontramos con el problema de los aparcamientos. Tal vez por desconocimiento, vaguería, prisas, o, simplemente, pasotismo, nos otorgamos el privilegio de aparcar en zonas de aparcamiento restringido, como las plazas destinadas a los minusválidos. Muchas veces no queremos verlo, son cinco minutos, son un recadito de nada, pero, tal vez, por tu falta de conciencia hay una persona que llega detrás de ti, y que, con intención de luchar cada día por llevar una vida lo más normal posible, se encuentra que dada una discapacidad física y de movilidad y, por esos cinco minutos, debe coger su coche, dar media vuelta e irse a casa.


Amparo, es una vecina de Sevilla la Nueva que, con tesón, mucha fuerza, y, siempre con una amplia sonrisa en el rostro, lleva luchando un año y medio junto con una compañera de la asociación muycapaces.com, Amelia, por el respeto y en defensa de los espacios de aparcamiento para los minusválidos. Amparo en nuestro municipio, y Amelia en Miraflores de la Sierra, se han convertido en agente morales. Siempre con una sonrisa y buen humor, ellas han elaborado las multas morales. Bajo el título de “Yo te presto mi plaza. ¿Tu me prestas tus piernas? funciona esta campaña y estas multas. Pequeños papeles con el lema de la campaña que se han convertido en pequeñas denuncias, no económicas, sino de otro tipo, morales, para concienciar a aquellas personas que se hacen ocupas de las plazas destinadas a minusválidos y, lo que ello puede suponer para una persona con discapacidad de movilidad reducida.

“Cuando voy al pueblo, me considero un agente moral. Hago dos cosas: voy al ayuntamiento y a la farmacia y se veo que un coche ocupa la plaza pongo las multas morales”, afirma Amparo. Es un intento de concienciar a la gente de la situación y la frustación que ello implica a los discapacitados. “Se trata de concienciar a la gente en la utilización de esas plazas. Por que el hecho de que uno ocupe una plaza obliga a que otro se tenga que ir a casa. Es un asunto se educación y de ponerte en el lugar de la persona con discapacidad, y falta de movilidad”, añade

Ellos intentan realizar una vida normal, pero a salir de casa se encuentran con un conjunto de barreras y limitaciones que les impiden desarrollar sus actividades con normalidad. Desde rebajes insuficientes, rebajes y pasos de cebra obstaculizados por vehículos, hasta los ocupas.

La campaña está abierta a todo el mundo. Las multas morales se pueden encontrar en diferentes lugares públicos. Amparo anima a los vecinos a que participen de la campaña. “Es ir a los ayuntamientos, que se pongan las multas morales, intentar que la gente lleve las multas en sus bolsos, y poner la multa, sin enfados. Sólo para concienciar”. La respuesta de los vecinos sevillanovenses está siendo buena. “Se nota una mejora desde el inicio de la campaña. Veo que la gente me apoya. Lo que más me animó a continuar y me dio fuerzas es que vi en Madrid en la luna de un coche, una fotocopia de la multa, y al verla me anime a decir, hay que seguir”. Cuando se le pregunta a Amparo hasta cuándo hay que seguir, es clara “hasta que no sea necesario hablar de ello”.

Se trata de un simple ejercicio de empatía, de ponerse en el lugar del otro. Que yo aparque en un rebaje obliga a que una persona de un rodeo enorme para cruzar e ir a algún sitio, y si lleva una silla de ruedas convencional, de mano, tal vez se tenga que dar media vuelta porque no puede hacerlo sola. Y si, se acerca en coche y la plaza está ocupada por un capaz, el del recado de los cinco minutos, tal vez esa persona se tenga que ir a su casa, y sentirse incapaz de llevar una vida normal. Seamos concientes, pensemos en los que nos rodean, no es un privilegio ser minusválido, las plazas no son un regalo, son un derecho.

“Os animo a todos a uniros a esta campaña de concienciación social y a actuar en beneficio de otros que quizás ni puedan, no sepan, o no tengan los medios para reclamar su espacio. Así, unos con otros eliminaremos de nuestra sociedad, una discapacidad de tinte moral, que no se ve con los ojos, pero muchos la sentimos con impotencia y frustración. Con la ayuda de todos podemos hacer el camino de una vida más justa donde se respeten los derechos de todos sus ciudadanos, independientemente de la raza, el sexo, ola condición física”.

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